viernes, 11 de junio de 2010

La herida de la primavera


¿Por qué se empeña esta primavera, con sus últimas luces, en herirme?


¿Acaso sean éstas las últimas buganvillas que veré por mi ventana?


Ya lo dije hace tiempo,


tarde de lluvia,

alma podrida

con goteras. ©

4 comentarios:

  1. ya estás tardando amigo en mirarme cómplice en una reunión, en abrazarme ahora que lo necesito, ya estás tardando amigo...

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  2. Creo pensar que no fue la primavera, luz en la mano siempre, la que se empeñaba en herirte. Porque esas buganvillas que rompen el blanco, rompen también la monótona tristeza de los días de lluvía. Una escalera...¿bajar o subir? Mejor subir, aunque a veces en el alma aparecen goteras. Si es necesario detienes y te sientas...
    A veces quedarse sentado a esperar no es mala opción. (Yo me quedé unas horas esperando a "la esperanza" y seguro estaba de no ser el único).

    Así que no dejes que se empeñe la tristeza en hacerte pensar que no quedan buganvillas... piensa mejor que desde tu ventana se ve la cuesta que has de subir y sabes que te lleva a buen puerto. Piensa que, mejor acompañado en el pasear...y si llueve...coge un paraguas y si es necesario,salta,salta sobre los charcos... si quieres llámame y salto contigo... o discutimos sobre las tardes de lluvía.

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  3. querido amigo, tú eres la buganvilla, la nota de color por tus palabras salpican el blancor del luto... subamos, arriba está Dolores, dueña del señorío más cierto.

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    1. Me alegra poder ser parte de la sonrisa de tu mirada. Calidez de color en el frío. Me alegra que quieras subir y más aun que podamos compartir camino -conversación sobre nuestro caminar y fin-. Fin que, como bien dices, no es otro que la dueña de nuestro corazón peregrino, Ella,merced de los cristianos,bálsamo ante nuestro dolor,socorro de nuestras vidas...Madre morena de celestial belleza que nos acerca a su Hijo.
      Querido amigo, Gracias.

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