miércoles, 30 de enero de 2013

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Volveré.
No sé cómo ni en qué vuelo
pero sé que llegaré
porque me estoy esperando.


jueves, 24 de enero de 2013

Mira qué bonita era...

"Mira qué bonita era" Julio Romero de Torres.


La guedeja en catarata acariciando los hilos de su mortaja. El celeste de las cintas, las flores que también eran, ya no son. 

¿Quién la mira de frente o se sienta con ella a la tarde? 

No la temo, tampoco siento apetencia de gustarla.

Que recorten mis pestañas el día de mi paso, para que ni el roce me desvele. Delante hacia el sueño, de peces o de estrellas, en reposo. 

Dentro de la cal de estas paredes escribí mis poemas que ahora se derraman como guedejas. 

Ligero, con una sonrisa en los labios y en la mano siemprevivas.

Siemprevivas.






domingo, 20 de enero de 2013

No pasa nada.


Depende de lo que pende.

A veces el alma en vilo.

Otras tantas el alma en un hilo.

Comunicando...

No dependas del silencio, aprende.
Deja el alma a flor de piel.
Sonríe.

No pasa nada, nada sucede.
Solo que el viento pasa con fuerza
y caen láminas de chapa
del corazón cansado. 

Sopla, tira y vence.


Pero sonríé.
No faltes a la cita
de tu vida.



jueves, 17 de enero de 2013

Divagaciones




Fui adonde no me llamaron para ver el calor de las horas.

Me encontré un camino de ortigas que acarició mis tobillos. Al paso
buscaban mis dedos la rosa encendida de la tarde, sus tímidos arreboles, y encontró
un perfume sediento de tímidas miradas y vagas caricias.

Entonces, la sombra refrescaba las seis, y para entonces, ya tú, te habías ido.

¿Adónde tus besos?

¿En qué lugar del mundo te hallo?

Qué cuesta arriba tan rara, qué bajada más estrecha.

Y a pesar de todo, sonrío, sonrío, enciendo el mundo, proyecto sombra sobre las seis y cuarto.

Ven.


lunes, 14 de enero de 2013

S.T.T.L.




Aquí, desde entonces
su cuerpo;
aquel que derribó sombras
y a una sombra ahora 
pertenece.

.....................................

Vine
por los largos caminos que a Roma dejan
-vencido   cansado-.
Cae la tarde sobre el ruido
simplemente.

Fuiste luz; niebla eres.

Con impaciencia mis dedos
rozan el impreciso hueco
que tu nombre reza y el recuerdo
se aleja más y más,
terminando.

Tu cuerpo, ese día, llenó lo oscuro.

Nadie pregunta por ti,
nadie te conoce;
tan eres la piedra que el camino olvida,
triste canción de ortigas
nuevas, que invocó Cernuda.

Los que te sabían, te ignoran.

Y yo, 
que he venido con la tarde
como siempre
intentando rescatarte de las sombras
-turbio    inerme-,
no pudiendo conseguirlo,
quiero irme y no me dejas
y me quedo
un poco.
Pero los perros de Hécate
están mordiendo el silencio y la noche, 
tan sola, me da miedo. 

Ni una luna siquiera te contempla.

Adiós,
débil criatura ya sin luz.
El recuerdo ha fracasado,
sombra muy espesa es el olvido.

Te sea leve la tierra.

No siento el color de tu fuga
ni percibo el calor del instante;
el mármol
a ti siempre unido irá.

Miguel Ángel Jarquín ©


jueves, 10 de enero de 2013

A granel


Grano a grano voy desgranando la granada del recuerdo. Una vez más como cuentas de un rosario, a la tarde. Tan roja en los dedos que es envidia a la sangre. 

La ciudad cuando amanece me ofrece tanto que no quiero ni dormir y me excuso en insomnios preferidos.  

Entre los mil tenderetes va la risa de la gente amarrada como un ramo de cebollas nuevas, vivarachas, entre tagarninas y ¡camarones viviiiitos! Me gusta ir a la Plaza, a la de Abastos, bien temprano, sobre todo en verano y pasear por entre los puestos. Los de flores, zapatos, ropa, pero más por los de pescado, fruta, verduras y mis preferidos, los de especias.

Y es ahí donde se abre un mundo ante mis ojos, me quedo absorto mirando los montones, grano a grano, como si el tiempo, las horas, apilasen el pimentón; y veo la pugna silenciosa entre el clavo y la canela; el amarillo ocre, casi oro, del de los morunos... Y misteriosa e invisiblemente hundo mi mano en la santa arena. 

La vida es esto, tan sencilla como un grano, solo somos importantes en el conjunto, en nuestros seres, de nosotros depende a qué montón sumarse, qué aroma, pique o color desprender. Pero no lo olviden, siempre sonriendo, siempre, siempre, a granel... ©







martes, 8 de enero de 2013

De zinc


De zinc, en apariencia frío pero cálido en el recuerdo. 

Recuerdo cuando el sol se bañaba hasta gastar su fondo. Mi eterna bañera, las ascuas, su lavadora de plata.

Plata y luna velaban su orilla, con cientos de estrellas salpicando las baldosas del patio. . . 
                         
No hace mucho tiempo vivían en una cueva siete hermanos: "La Mayor", rubia y risueña de ojos  insomnes; "El Que la Seguía", tan alto como la torre de la Colegial; "El Otro", pillo y bruno; "El Que iba después de El otro", más pillo, mellado; "A Continuación", ágil y astuto; "Continuará", torpe y nervioso, y por último, "Final"; pues bien, estos siete hermanos vivían en la Cueva del Vino, delgada, blanca, descalichada, hambrienta, et cetera, et cetera. Y como vivían, dormían, apilados, en ayunas, y rodeados de libros. Tantos libros como legañas, pero felices y sin perdices, pero sí con palomos y zureos y madrugadas. Y todos, "La Mayor", "El Que la Seguía", "El Otro", "El Que Iba Después del Otro", "A continuación", "Continuará" y "Final", alrededor del de zinc divisaban las olas que ondean por su bandera, y el azul, desparramado por las paredes iba volcando macetas, geranios, cintas y colios, una y otra, al suelo, el barro de los tiestos y la tierra desparramada, pero el de zinc inmóvil, como el de Delfos, reuniendo a todos en torno. Epicentro de la gracia. 

Ahora el televisor, la estufa, el gas, epicentros oscuros, cómodos, ¿plenos?. ©

...

lunes, 7 de enero de 2013

más hermosa, más hermosa...

"Memory of that house" del pintor iraní Iman Maleki.

"Cada vez que un hombre
me abandona
me vuelvo más hermosa.

Más hermosa..."
Maram al-Masri.


Os presento a mi hermana, se llama Aisha, significa vida.Ahí está, en una tarde cualquiera escribiendo poemas a su amado. Ese que un día decidió no volver a verla más, aquel que tuvo sus trenzas otra tarde y en la noche dejó de visitarla. En la ciudad se entretuvo con una muchacha mucho más distinguida que Aisha. Mis ojos lo vieron. Ella no lo sabe.

Contémplenla un segundo, es hermosa, aun en su descuido no deja de ser bella. Siempre anda descalza de un lugar a otro, mamá le riñe, no le hace caso; ya no le importa cortarse. ¿Para quién guardarse ya? - dice.

Todo se ha parado a su alrededor. Los gorriones, en sus trinos, acompañan sus lamentos. Hasta en su amargura se abandona, y entre los labios, musitando casi, siempre prendida una melodía de dolor, nacida de la entraña arañada.

Me recuerda cuando abuela enmelaba los dátiles que Farid le traía de tarde en tarde, la ceniza de sus cabellos desmadejados por la frente y las manos pringosas y dulces como la mellada sonrisa.

El geranio tímido, la fértil enredadera, todo se ha detenido a su alrededor, es como si no la tuviéramos ya entre nosotros, siempre anda ausente, descalza, pero ausente, como alma en pena. Maldita la gracia de aquel sin vergüenza.

Ni el adobe, tostado al sol, le hiere, nada le quema tanto como aquella llaga abierta donde liban las moscas riachuelitos de dolor.

Sin embargo su rostro es más bello y cada vez más hermoso, más hermoso, más hermoso...

Yo también salgo por las tardes, poco después de almorzar, a comer naranjas por la azotea. Y la contempla por detrás de la acequia, entre los almeces, metida en sus mundos. Ni la tarde con sus arreboles es más bella. Aisha es eso, una herida abierta en la tarde y resplandece y sangra y brilla más que el rubí en la roca. Intento arrancarle una sonrisa lanzando una de oro al agua, pero ella, que es vida a pesar de lo inerte, ni se inmuta, y con la manga de su chilaba seca las roídas hojas donde teje y desteje versos y puñalitos al mismo tiempo. En esas hojas su vida.

Si pudiera hacer algo por ella, si comprendiese su nombre...©




sábado, 5 de enero de 2013

ya viene Melchor, rubio como el sol...


Noche de Reyes. Quizá sea la noche más mágica del mundo. La sonrisa de un niño no tiene precio, son incandescentes, nunca dejan de lucir. Banderas de paz en tiempos de crisis, los niños sonriendo. 

Y recuerdo a un niño en concreto que nunca dejó de serlo. Un niño que jugaba a los pasos, a salvar ánimas del Purgatorio o inventaba canciones con las que ganar premios en las verbenas de barrio. Y recuerdo una confitería, "La Enri". Con un tapón de corcho de una botella de vino de la tierra, quemado, le tiznaban la cara. Y lo vestían de falsas sedas y de brillantes oros. Y una alcancía en sus manos. Ser su propio Rey Mago, por estas fechas, cuánto ha llovido desde entonces. 

Pero ahora el niño ha crecido, y hoy sonríe y llora, de emoción, de añoranza, pero llora y sonríe...

Ojalá mañana sea distinto y amanezcan los contenedores llenos de cajas rotas, y los críos nos dejen sordos con sus risas, y con las ruedas de sus carritos, sus coches teledirigidos, o las púas de sus trompos. Hace año que ya no se ven con tanta play de los c. 

Que todos los niños del mundo sonrían en esta noche de Reyes, ellos son los verdaderos monarcas de nuestras vidas.©