sábado, 24 de noviembre de 2012

MUDANZAS...

Porque también se muda el alma empecé a embalar sentimientos, vivencias, recuerdos y olvidos. También se muda la música que va desde Lisboa a El Cairo pasando por París o Roma. Me voy, de nuevo, como un caracol, siempre con las cosas preparadas. ¿Adónde? Al mundo. Me esperan unos brazos, los míos; unos labios, estos; unas manos, las cansadas que ahora escriben; unos ojos a los que acecha la miopía. 

La tristeza, la dejaré a posta, en el camión olvidada, el rencor, los miedos, no los quiero por mis estanterías nuevas. conmigo vendrán la risa, el llanto, entiéndanme, ese llanto que vivifica y es casi catársico.

¿Adónde esta vez? Al mundo, es decir, aquí, mudarme en mí, renacer, volcar fuerzas, cambiar el agua a los búcaros tres veces a la semana, no se marchiten las rosas. Sin perder la costumbre diaria de pisar descalzo el suelo en la mañana.

La vida está llena de cajas y cajas de cartón, de aquí allí, de ti  a mí, por eso, no temas a la mudanza, estamos de paso, pasemos, del alma al olvido, del olvido al más bello y fiel, por eso bello, recuerdo. El tránsito es ligero. Lleva contigo lo justo, lo necesario, llévate sobre todo a ti.

(Clava el insomnio alfileres por esta ojeras que me definen). ©


jueves, 22 de noviembre de 2012

Día del gitano andaluz



Sastipén e talí. ( salud y libertad) Lachís tasatás (buenas tardes).

Cibó buchara o manró ta o mol opré a mensayé, najemos á jamar ta terquelar per nonrió chibel.

(Hoy, pon el pan y el vino sobre la mesa, vamos a comer y brindar por nuestro día)

¡Apuchelan ar calís ta ler calés e Pinacendá!

(Vivan las gitanas y los gitanos de Andalucía)


Naquera caló, habla andaluz.

Feliz día del gitano andaluz a todos.


Una rueda que habla de lo nómada del pueblo gitano, desde el Punjab indio al mundo. De fondo el azul del cielo y el verde de los campos, símbolos del territorio del gitano, es decir, el propio mundo, sin fronteras.

Su himno debería  ser oído hoy por todos los rincones, aunque este está escrito en romaní y el habla propia del gitano andaluz es el caló.

Gelem, gelem lungone dromensar
maladilem baxtale Rromençar
A Rromalen kotar tumen aven
E chaxrençar bokhale chavençar
A Rromalen, A chavalen
Anduve, anduve por largos caminos
Encontré afortunados romà
Ay, romà, ¿de dónde venís
con las tiendas y los niños hambrientos?
¡Ay romà, ay muchachos!
Sàsa vi man bari familja
Mudardás la i Kali Lègia
Saren chindás vi Rromen vi Rromen
Maskar lenoe vi tikne chavorren
A Rromalen, A chavalen
También yo tenía una gran familia
fue asesinada por la Legión Negra
hombres y mujeres fueron descuartizados
entre ellos también niños pequeños.
¡Ay romà, ay muchachos!
Pangela la neger butar, Undivel
Te saj dikhav kaj si me manusa
Palem ka gav lungone dromençar
Ta ka phirav baxtale Rromençar
A Rromalen, A chavalen
Abre, Dios, las negras puertas
que pueda ver dónde está mi gente.
Volveré a recorrer los caminos
y caminaré con afortunados calós
¡Ay romà, ay muchachos!
Opre Rroma isi vaxt akana
Ajde mançar sa lumáqe Rroma
O kalo muj ta e kale jakha
Kamàva len sar e kale drakha
A Rromalen, A chavalen.
¡Arriba, gitanos! Ahora es el momento
Venid conmigo los romà del mundo
La cara morena y los ojos oscuros
me gustan tanto como las uvas negras
¡Ay romà, ay muchachos!


Disde yescotría (hasta luego)



miércoles, 21 de noviembre de 2012

El hilo de la vida...



Pasar las hebras de la madeja por estas yemas, es igual que si las abriese con un cuchillo. Sangran, sangran y de los dedos caen letras, una tras otra, letras y letras ya roídas, cansadas...

Cuando se encienden las farolas me quedo diez minutos a solas, a oscuras acostumbrando los ojos a la soledad. La noche pasará, pero no a cualquier precio.

Y tomo y retomo, la herida por los dedos, el ovillo grana. y como una ingenua penélope, tejo y destejo el tapiz de lo que pudiste ser, de lo que estás siendo y de lo que serás y fuiste.

Un recuerdo, otro, en poco llegará el sueño. Mañana otro día. Tejo y destejo, una palabra, otra, pero las que ayer te dije, hoy mantengo. 

Los labios bien saben sellar y lacrar un secreto. Pero el secreto de tus ojos, empuja y tropieza con la noche. 

Diez minutos, los necesarios, los suficientes para acostumbrarme a echarte de menos. 

Pero es imposible, la herida está abierta, insomne. Y recorre las calles hasta tu encuentro. 

Evidentemente hablo de la vida, que sangra y es letra y se desconoce a sí misma. ©

martes, 20 de noviembre de 2012

U´darit il ayyam, u´ marit il ayyam...



Y los días pasan, los días retornan, vuelven, pero pasan, a tientas o desesperados, con ansias o recreándose en la tarde y sus arreboles, pasan.

Pero el recuerdo.... permanece, nos inunda y nos atrapa, nos traspasa, nos deja caer o en sus velos nos envuelve.

Esta mañana fría, vienen muchos recuerdos a mí. Siempre acompañado de la voz de Um Kalsum que suena de fondo, si cierro los ojos parece que estoy asistiendo a uno de aquellos conciertos que realizaba los primeros jueves de cada mes. Mucho son los recuerdos. Cuán fugaz es la vida, quién atrapa instantes, ni las cámaras con mejores resoluciones lo consiguen. 

Y recuerdo tu nombre, el que te di en mis sueños, que no respondía a otra cosa más que al pensamiento. Ni a llamarte me atrevía pero mis ojos te reclamaban, y día a día en una libreta iba anotando tus gestos. Ya no queda nada, los días pasan, solo un puñado de versos, tu mochila, el alerón gris plata de tu citröen. Quizá ya te hayas casado, tengas dos hijos maravillosos, un trabajo y un hogar. Te tenía guardada tanta dicha, los días se la llevaron. Ya no rebobino una y mil veces aquel vhs donde de casualidad salías viendo una procesión, hasta la tecnología se puso en nuestra contra y los deuvedés acabaron por desterrar aquellas miradas. Tan callado en mí, en mi entraña, sin delatar la dicha, el gozo que me producía ver tan solo un resquicio de tu sombra por aquellos pasillos. Todo ha pasado, también lo nuestro.

Pero también me llega al recuerdo a través de su ronca voz, el silencio de aquel ser tan de verdad, el que derramaba luz. Su sonrisa abierta de par en par en medio de la noche, hacía de su isla, un continente por el que habitaba el sueño, el beso... Tu callejón de ánimas, mi callejón del sueño.

Y los días pasan, los días retornan pero pasan. Nada permanece, todo fluye pero el recuerdo, presta instantes robados al tiempo, tardes de oscuras glorias, donde el triunfo más cierto era, el cruzarse con unos ojos. Me llaman, los llamo. ©



viernes, 16 de noviembre de 2012

In memoriam




Vísperas de noviembre con olor a membrillos por la casa.

- Venga, vamos a jugar.- Decía abuela cogiendo el tazón de porcelana entre sus siempre tiernas manos. Y yo, a sabiendas del juego, me iba al primer cajón de la cómoda a por la cajita de San Juan Bosco, y pasaba por la cocina de camino a por las cerillas. 

Empezábamos a rezar a la Virgen del Carmen. Aun recuerdo aquella vieja fotografía que hoy, pasados los años, hice ampliar y plastificar para que presidiera mi cabezal. La Señora del Carmelo, rodeada de ánimas benditas, hasta nueve cuento yo, y hasta nombres les dimos. Y los ángeles ayudando a subirlas al cielo. 

Mientras los chiquillos jugaban desgastando zapatos con los balones y enredando sus dedos en las guitas de un trompo, abuela y yo, a la tarde jugábamos al mejor juego que soñar se podía. El tazón casi rebosaba de agua y aceite para que durase más decía. Jamás vi apagarse aquellas luminarias, era sabia mi mima, siempre me dormía antes con el crepitar de esas llamas. 

Una y otra, y otra, me ganaba siempre ella, rezaba más bajito y más rápido que yo, volaban sus labios por las jaculatorias. Perdí la cuenta de cuántas salvamos aquella tarde, vísperas de tosantos. 

Ahora me toca a mí. Y de tarde en tarde, saco de un cajoncito el eterno tesoro, mi oro en paño, y las sigo encendiendo, estas mariposas, para darle luz a quien fue mi guía. No puede haber pasado por el purgatorio quien  me enseñó a rezar el santo rosario, quien me acostaba por las noches entre oraciones que yo aprendía como si de retahílas se tratasen. Y ahora, cuando antes de dormirme vuelvo los ojos a aquella vieja estampa del Carmen,  siempre atisbo más arriba de las llamas, a un ángel nuevo con la cara de mi abuela Leonor, jalando de las almas hacia arriba ganándole el pulso al purgatorio, hasta llevarlas a la gloria... ©