Porque también se muda el alma empecé a embalar sentimientos, vivencias, recuerdos y olvidos. También se muda la música que va desde Lisboa a El Cairo pasando por París o Roma. Me voy, de nuevo, como un caracol, siempre con las cosas preparadas. ¿Adónde? Al mundo. Me esperan unos brazos, los míos; unos labios, estos; unas manos, las cansadas que ahora escriben; unos ojos a los que acecha la miopía.
La tristeza, la dejaré a posta, en el camión olvidada, el rencor, los miedos, no los quiero por mis estanterías nuevas. conmigo vendrán la risa, el llanto, entiéndanme, ese llanto que vivifica y es casi catársico.
¿Adónde esta vez? Al mundo, es decir, aquí, mudarme en mí, renacer, volcar fuerzas, cambiar el agua a los búcaros tres veces a la semana, no se marchiten las rosas. Sin perder la costumbre diaria de pisar descalzo el suelo en la mañana.
La vida está llena de cajas y cajas de cartón, de aquí allí, de ti a mí, por eso, no temas a la mudanza, estamos de paso, pasemos, del alma al olvido, del olvido al más bello y fiel, por eso bello, recuerdo. El tránsito es ligero. Lleva contigo lo justo, lo necesario, llévate sobre todo a ti.
(Clava el insomnio alfileres por esta ojeras que me definen). ©
Se mudan las sierpes de escamas porque crecen; invariablemente crecemos y es la vida que engrosa el tronco de nuestro cuerpo. Y qué pasa con el alma cuando crece? A algunos no nos cabe en el pecho. Muda el árbol este cada año sus hojas y espera tranquilo, pero con espectante anhelo la primavera y el pájaro. La sonrisa y la exclamación del nuevo viento y la nueva lluvia. Para que viajar si siempre vamos a ver lo que ya dentro de nosostros mismos...
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