viernes, 14 de diciembre de 2012

Del dolor


¿Cómo describir el dolor físico a través de las palabras? Bien lo conseguía la amiga Frida a través de su pintura y seguro que se quedaba corta. El dolor a veces alcanza cotas tan altas que da vértigo pensarlo. 

Esta tarde, ni los analgésicos, ni el sulfato de morfina, ni las palabras de aliento y calma, todo es inútil cuando el frío, con acero de puñal, se adentra por el pecho y sale por la espalda, es ahí, donde la empuñadura choca y el dolor se hace más intenso, tan intenso que impide respirar con normalidad, notas el frío del acero como digo.

A veces el dolor, viene con las galas de un amante, y te abraza para abrasarte los tobillos. Te sientes un ánima en pena en tu particular purgatorio. A todo se acostumbra uno, hasta al fuego. 

Hasta pestañear duele en ocasiones y no exagero, somos los andaluces muy dado a ello, pero no exagero, créanme, duele tanto como separar la uña de la carne, como separar las hijas de un padre, como en el caso de Rodrigo Díaz.

Como en la ilustración de esta entrada, el dolor llega a la tarde con el tiento de cien pequeñas guadañas, llámalas puñales, puntillas o sebastianas saetas que acribillan y minan. Te acostumbras.

A veces notamos cristales en los pies y subiendo por las rodillas un enjambre de hormigas que nos muerden o nos besan. Yo también las quiero, tan mías ya...

Otras tantas, el dolor, de tan sutil, te impide que lo notes, pero está ahí. Peligro entonces, te quemas, te pinchas, te mojas y no lo notas, solo el corte, la quemadura o el empape serán testigos de este. Cuando dije márcame, me refería a otro tipo de estigmas, en fin, hágase tu voluntad.

¿Qué haría yo si un día te marchases? ¿Adónde ir sin ti? Entonces vendría a mí otro dolor, más doloroso si cabe, el de la ausencia, la partida, el desasosiego. Así que duéleme a la tarde, desvélame a la noche, amanece y di que eres el alba, pero no dejes de dolerme. Tan mío ya que... ©



3 comentarios:

  1. Esta entrada va dedicada a todos los enfermos de espondiloartropatía, tan olvidados, desconocidos y obedientes en el dolor.

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  2. Maravilloso tu blog. Me ha encantado Angel. Me uno a un comentario anterior, escribes con el alma.... un abrazo. Emilio J. Urbano.

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    1. Muchas gracias Emilio, me alegro mucho de que te gusten estas divagaciones, que sí, salieron de ahí mismo del alma, la entraña... Gracias por detenerte por estos lares.

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