Era verde, lo recuerdo como si fuera ayer. Verde, grande, se asía con las dos manos, se elevaba por la cocina como un cáliz en su altar. El tazón, un sol de redondo. Con sumo cuidado se llevaba a la mesa de la salita, presumiblemente y no podía ser de otra manera, de camilla. Y allí ya estaba esperándonos él, desde ayer lo hacía. Bendito ese cabero de pan porque íbamos a gustar de su redención.
Y como cuando el rosario, que por los dedos pasan las roídas cuentas, como el rosario, así las migas, entre los dedos, y empieza el café con leche a penetrar por sus poros reblandeciendo lo que fue piedra hace unos minutos.
Así mi corazón, que hace las veces de tazón, verde por supuesto, porque está lleno de esperanza, espera las migas,
una,
otra,
y
así
todas unidas en esta guarida de los besos, del pan, de lo necesario para subsistir en el día a día. Cuántos recuerdos en algo tan sencillo, tan humilde, cuántos y tantos. Mi merienda y mi cena a veces, las muchas, las pocas...©
Primo es precioso!! Sigue así entreteniendome con tus palabras.
ResponderEliminarBesoss
La tía Mercedes,mal casada y que murió virgen, preparaba el café "de pote", lo molía ella misma en su achacoso molinillo y lo preparaba en el pote de porcelana, las más de las veces le sobraba y lo colaba en una botella que había sido de anís, con su olorcito y todo.
ResponderEliminarSiempre había café en su alhacena, calentaba la leche y venga...pan frito y a mojar. Pero no me eches azucar tía que yo tomo el café con sal!!!
que bueno un cafe migao!!!
ResponderEliminarmaria espada.